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La maldición de un álamo con flores de sakura.

Una historia de Alexia Roca Rovira-Beleta. 

Por desgracia, me convertí en tu musa. No en una de esas que habitan en los mármoles griegos. No. En una versión deteriorada, postmoderna y con resaca. Putas musas. Odio ser una de ellas.

 

Nadie se enamora nunca de una musa. Bueno, quizás sí. Y mucho. Pero siempre son ellas las que acaban jodidas. Y lo peor: ni siquiera cobran. Te lo digo yo. Lo sé. Uno se enamora de lo que le saca a la musa. De lo que produce. De la epifanía ajena. Nunca de ella.

 

Al igual que fui tu musa, también fui la suya. Pero me cansé de ser inspiración a cambio de vacío. Ahora me toca tocarme a mí.

 

Tú te enamoraste de ti mismo cuando me tenías al lado. Eso es lo que más odio. Egocentrismo disfrazado de sensibilidad. Una performance del yo doliente. Eres un nogal con espinas, y yo, un álamo con flores de sakura que nadie entendió.

Te gusta mezclar el amor con el dolor. Lo sé. Como artista, hasta lo celebro. Tiene algo de danza macabra, de estética del naufragio. Bello y peligroso. Pero lo tuyo no es arte: es morbo.

Tú te drogas con lo tóxico porque crees que te vuelve más brillante. Como si el dolor mejorara la forma en la que presentas tu arte. Spoiler: no lo hace. ¿No será que, en el fondo, tienes miedo de no ser tan bueno como crees? ¿No será que en el fondo me necesitas? 

 

— Alexia, el fantasma que no supiste ver mientras te mirabas al espejo.

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